Aquello que escribías -tan blanco, tan puro-
lo que sentiste de repente.
Aquello que pensaste, aquello que esperabas,
ahora está muerto.
Lo mató tu escepticismo y tu amabilidad.
tu intención de acabar siempre con una sonrisa.
Tu armadura, tu escudo, tu corona y
tus murallas, armadas en la sombra.
Aquello que cantaste al despertarte
lo que te negaste a ver por falta de fe.
Aquello que gritabas, aquello que te estremeció.
ahora se encuentra en tú camino,
y te aparta a su paso.
Te muestra sus respetos, queda en que mañana veremos, y se larga por el camino mas corto.
Que ya hay muchas tonterías que aguantar.
Cómo para preocuparse por nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario