sábado, 16 de abril de 2011

Reflexiones desde la almohada.


Renuncio a entenderte.
A ti y a tus juegos de manos.
Renuncio a la vida que me ofreces
a todo lo que me prometes, a tu orgía insana.
A tu sonrisa y a tu cuerpo.

Renuncio a tu brillantez.
A tu vanidad y a tu egolatría.
Renuncio a tus comentarios a desgana.
a tus despertares y a tus siguientes veces.
A tus necesidades viscerales.

Renuncio a tus días,
y a tus llamadas perdidas -nunca devueltas-
Renuncio a casi todo lo que tienes.
Aunque la verdad es que no puedo renunciar a nada.
Porque nada de esto me importa ahora.

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