miércoles, 18 de mayo de 2011

Camino de Ítaca.



Nunca me gustaron los cambios.
La historia que yo escribo,
rara vez tiene giros de guión.

Claro, que jamás los rechacé si los hubo,
aposté por ellos y gané,
no tengo claro el qué, pero gané.

A veces pienso que debería dejarme llevar,
ser cómo tú, dejar que pase,
aprender a correr a favor del viento.

Otras veces, echo la llave y lo dejo aparcado,
que no me dañe, que no me afecte,
enseñarme a mi mismo que es mejor lo malo conocido.

Pero pocas, y cuando digo pocas quiero decir pocas,
me marcan una corazonada,
y deciden por mi que es hora de caminar sin prisas.

Y es que al fin y al cabo, lo importante no es el destino,
ni siquiera el objetivo.
Lo importante es disfrutar aunque nunca se llegue a Ítaca.



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