Me gusta la noche para escribir,
tiene algo que no tiene el día.
Que es que cuando estoy pensando,
las palabras rebotan en mi cabeza,
y juegan a ser sensatas.
También prefiero estar solo
prefiero escribir sin miedo, sin preocupaciones.
Cómo válvula de escape, cómo modo de vida
y cómo sentimiento absoluto.
A veces me hace falta música pero no distinta,
siempre escucho las mismas canciones.
Canciones lentas, y canciones que ambientan.
Canciones que bailan en mi habitación,
y se miran a los ojos, enamoradas.
Pero sobre todo necesito motivos para escribir.
Para tener primeros momentos.
Para encontrar nuevos recuerdos.
Para seguir sentándome de noche a escribir,
y seguir disfrutando con ellos.
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