miércoles, 1 de junio de 2011

La cotidiana historia de Emily Forest.




En la oficina mas recóndita, del barrio mas peligroso de Los Ángeles, escondida bajo unas gafas transparente de pasta y un descuidado peinado vivía la chica que jamás se pudo conocer.

Se llamaba Emily Forest y llevaba años buscandose a sí misma.

Acuciada por una necesidad insondable de conocer su futuro, vivía tras millones de libros de astrología y predicciones, las cuales apuntaba en una gran pizarra antigua, que probablemente había encontrado en el mercadillo de algun Colegio Mayor embargado.

Con la precisión del mejor relojero del mundo, Emily apuntaba con su rotulador cada fecha y resultado en un pequeño huequito de la pizarra. Comía solo una vez al día, y dormía apenas 4 horas. Su dieta se basaba en comidas prefabricadas de algún supermercado cercano, y su horario era cambiante, aunque siempre seguía la misma rutina.
Unas veces se despertaba a las 4 otras a las 6 y otras simplemente ni lo recordaba. Para ella el tiempo no era importante, tenía un motivo por el que vivir, encontrar un motivo.

Aunque Emily no siempre fué así, fué poco después de empezar la universidad, cuando derrepente tuvo que cambiar de ciudad, de amigos, su novio ,ahora ex, y se encontró desubicada por primera vez en su vida.

Ella siempre lo había medido todo, siempre fué una alumna excelente, era querida por todos, sus padres la adoraban, jamás llego tarde. Meditaba los comentarios, estudiaba las reacciones , acertaba los pronósticos. Se podía decir que nada era improvisado en su vida.
Quizás por eso intentaba buscar su futuro, porque no encontraba una razón en el presente que la hiciese continuar.

Pero a pesar de todos esos cambios y de ese giro en su vida. La razón por la que nunca volvió a ser la misma fue sin duda la muerte de su padre, Robert Forest. Profesor y premio nacional de física, para entonces ya retirado.
Cuando su padre murió, parte de los sueños de Emily se fueron con él.
Por primera vez había encontrado algo que no podía cambiar, que no podía obviar, que no entraba en sus planes, que se salía de toda lógica, algo que no había podido calcular.

El señor Forest falleció de cancer de esófago cuando ella tenía solo 14 años. Bebía. Bebía mucho. Era alcohólico. Su madre lo había estado ocultando durante años. Durante toda su vida. A él y a su hermano menor Phil. Por eso digo que cuando él murió, también murió su imagen para ella.
Su forma de ver la vida. Su modelo de futuro. Sus ganas de volar.
Emily era el cúmulo de muchas situaciones, buenas y malas.

Tragedias rutinarias para una vida rutinaria.
Justo lo que necesitaba para no sentirse tan,tan,tan... sola.

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