lunes, 17 de octubre de 2011

Fin del viaje.

Me quedo con la sensación de las pequeñas cosas.
Esa que te invade cuando menos lo esperas.
Que no entiende de distancias.
Ni de promesas.
Ni de futuros plausibles ni concretos.
Solo de fé, de fé en que las tendrás.
De querer, y llegar a poder, nada más.
Las preguntas que me hice, y las despedidas en las que pensé
se desintegran con una caricia, que demuestra mas que el mundo entero.
Un mundo del que vale cada una de sus palabras,
por honestas,
adorables,
atrevidas,
y sinceras
Quien soy yo para pensar en el mañana,
si tan siquiera te esperaba hoy
Quien soy para pensar en el será,
si es lo que me vale, cuando es para siempre.

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