viernes, 23 de agosto de 2013

Elia es Verano.



Elia camina hasta el horizonte, sabe por sus viajes que "Los pasos del pie derecho, deben ir acompañados del pie izquierdo" y se siente bien, porque aunque este viaje fue impuesto, siente que su mochila de cuero se llena de historias mientras que su cantimplora se vacía.
[...]
Recuerda las tardes y el viento, la pintura azul y la risas, la incertidumbre y los viajes compartidos y se pone a llover. Sabe que los recuerdos no tienen tejados ni puertas y que las tormentas desordenan todo en su camino. Elia lee sus fotos con voz de radio y se imagina el futuro inmediato, quiere comprar ropa y sentirse guapa, quiere escribir canciones y conquistar Chicago, abrir regalos, correr desnuda,
sentir el viento.
[...]
Se juró que que cuidaría las plantas que aparecieron un día en su casa, pero se obsesionó con el miedo a regarlas demasiado y con que un día dejaran de llenar las paredes con su olor.
Ahora las plantas se han ido y las riega la lluvia, sabe que las cuida el tiempo, pero se pregunta porqué las dejó marchar y cerrar la puerta.
[...]
Elia tiene muchas preguntas y pocas respuestas.
Elia es joven y ambiciosa, morena porque nació morena,
y sencilla porque le gusta mirar de frente.
Lleva muchos años deseando emprender este viaje y lo soñaba compartido,
la soledad le pesa en sus sandalias marrones y en su creencia en las últimas oportunidades,
sabe que no es incompatible pero que es la distancia la que decide,
Elia se sienta en el lago, escribe una carta y sigue andando,
porque esperar sentada ya sabe que no sirve y que para crecer hay que dejar que pase el reloj,
y caminar dejando tus huellas descalzas, día tras día, paso tras paso,
sin olvidar de dónde vienes ni lo duro del a dónde vas.
[...]
El egoísmo sólo hace daño a las personas que mas quieres y Elia, no quiere volver a hacer daño, porque dañar a las personas que quieres,  significa que no vale para nada quererse.
El viento mueve su pelo, suspira y con los labios rojos del la brisa marina, infla unos globos de colores y sube, mas arriba de las nubes, hasta encontrarse con la infinita perspectiva, que hace los problemas mundanos, pequeños, tan pequeños cómo ella.


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