Escribo con cenizas y restos
los recuerdos del presente imperfecto,
del que regresa sin ser llamado,
de aquel que vuelve de negro.
Excavo en las verdades,
y sólo encuentro agujeros,
llenos de agua y de sangre seca,
de muertos vivos, de sueños eternos.
Juego con el canto y el naufragio,
olvido que no son veinte si no ciento,
lloro sobre estrellas futuros,
pero sin mirar al cielo.
Vuelvo al lugar dispuesto,
a la casilla de salida, al sutil siniestro,
a encontrar medio verdades, medio mentiras,
a echar de menos,
a dar por supuesto.
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