miércoles, 4 de junio de 2014

No quiero una tierra...



No quiero una tierra que me ate,
solo recuerdos que me hagan volver,
que irresistiblemente me arrastren,
 y me atraigan en su nostalgia suave.

Que me bañen en plata y planetas,
en gravedades y caricias tibias,
hechas de espacio, de luna y brisa.
Sin falsos profetas, sin palabras vacías.

No quiero una tierra que me ate,
ninguna de sus costumbres ni maneras.
Sólo un sitio dónde empaparme de días,
de mentiras buenas, de imborrable vida.

Dónde temblar con canciones raras
y volar cometas de cintas.

Qué brillen las estrellas y el presente,
que si me muero, sea de risa.